Ella, así como yo

Ella no sabe lo que quiere pero de saberlo, es obvio, tampoco me quiere a mí. Pero ella no sabe lo que quiere, aunque debajo de su ombligo hay una certeza de algo que se parece al deseo. Mujer a la que las promesas les dura lo mismo que un orgasmo y la duda toda una vida, mujer que aprende idiomas sólo para mandarte a la mierda de un modo menos ofensivo.
La miras y ya no sufres, te olvidas de ella, y de la otra ella y si hay otra también... Se pluraliza el olvido Dicen que los borrachos siempre dicen la verdad, decía, y después de la cuarta copa me dijo te quiero. 

Y no, no es que me guste la soledad, es que es duro estar con alguien que no seas tú. Que triste que la tristeza se parezca tanto a no tenerte, o que el odio y las canciones de verano sean tan compatibles, que triste que el amor no dure siempre, o que siempre sea infiel con el diccionario. Es... como el segundo antes del beso, cuando los labios aún desconocen que lo bonito era el preludio.
Y ahora, no sabe lo que quiere, aunque ayer me quería hasta la muerte, más que al mar, más que a todo.

Pero hoy, sin embargo, no sabe lo que quiere, y de saberlo tampoco me quiere a mí. Ahora, mientras su rechazo vuela por encima de mi cabeza con complejo de bala, se pone una cinta en el pelo y con unos kilos menos  y en la distancia justa no sonríe. Y resulta que me doy cuenta de que todo mi dolor, cabe en unas palabras, estas...


La primera vez que lo leí volé. Te comparto los mejores fragmentos y espero que tú también puedas volar...


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