Una tal Catalina

Melancólica los domingos en la noche, aburrida los lunes en la mañana, en estado normal los martes en la tarde, tranquila a mitad de semana, feliz los jueves y emocionada los viernes -incluso desde las 5 de la mañana-. Los sábados, con los sentimientos a flor de piel...

Tengo el corazón -como todos los que sabemos amar- en el lado izquierdo. Me gusta sentirlo, así esté triste y lo sienta palpitar pausado... Amo sentir mariposas en el estómago cuando recibo un mensaje de alguien que me alegra la vida. En la garganta odio los nudos, siempre los expulso con un vómito verbal del que después me termino arrepintiendo. En el pecho se siente la tristeza y se acomoda tan bien que se siente un gran vacío que, a su vez, está lleno de miedo. En el estómago se acomodan las mariposas del amor, que revolotean cuando te pierdes en una mirada, te hacen soñar con palabras y te recargan con besos, caricias y abrazos. En las piernas va ese hormigueo y la sensasión de sentirlas débiles cuando alguien que amamos o queremos nos hace desequilibrar -para bien o para mal-. Los pies, los prefiero sin medias y en la tierra, justo cuando pierdo la mirada en el cielo.


Y todavía me quedan mil cosas por descubrir sobre mi.


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