Cerrando puertas

A lo largo de mi vida he intentado ser un poco menos egoísta. El primer paso fue aceptar a mis siete años que ya no sería hija única, mientras mi cabeza y mi corazón iniciaban una batalla campal porque dejaría de ser "la consentida". La llegada de una compañera de vida se convirtió en MI VIDA. No obstante entendí que debía compartir mis juguetes y el amor que me tenían mi papá y mi mamá. Y no fue difícil -bueno, un poquito- porque eso me ayudó a pensar un poco más en otra persona que no fuera yo. Pero a medida que crecí me di cuenta que el mundo es egoísta, la gente es egoísta , incluso muchas veces he pecado siendo MUY egoísta.  

Pero lo más triste es cuando tu corazón le abre paso a personas egoístas, mientras tú das lo mejor de ti ellas son felices, cuando ya no tienes nada que ofrecer simplemente se van, algunas hacen mucho ruido al partir, pero otras se van en silencio y el único ruido que se escucha es cuando salen de tu corazón y el portazo lo das tú. Y saben? No me ha importado. En algún momento sufrí y me lamenté por ellos, incluso quise recibir una explicación, pero no,  nadie puede obligar al otro a permanecer, a brindar lo mismo que recibió, a -de una manera u otra- devolver ese cariño, apoyo y comprensión. Y no quiero una explicación porque ya no me importa, ya no me importan. La gente siempre espera que uno esté para ellos, pero ellos jamás esperan estar para uno, si ellos están bien el resto del mundo les vale mierda. 

Quiero despedirme de esas personas por las que dí mucho y no recibí casi nada - o no cuando lo necesité-, es como una especie de ciclo mental. No me gusta arrancar la hoja, siempre he preferido inventarme el final del libro y empezar a escribir uno nuevo. Por esto, no me arrepiento de nada, de lo que recibieron de mi y al final no importó. Simplemente doy sin recibir, lo siento por ser así, pero vivo más feliz.

Adiós y gracias, gracias por demostrarme que no todo lo que esperas recibes, ni todo lo que das se te devuelve... 

Es mucho más lindo cerrarle la puerta a quien sobra y abrirle a quien lo merece.