No sentir, éso es morir

Soy tan masoquista que escribo sobre mi peor temor, mi dolor más profundo 
y lo que se llevó una parte de mi, si no me entiendes no importa, 
no altera el resultado. Hablemos de la muerte.


Cuando muera quiero que quien quiera llorar llore y quien quiera reír lo haga a carcajadas. Cuando muera quiero que piensen en lo que fui con ustedes y en lo que seré a partir de ahora, por ejemplo me gustaría que pensaran que soy las lagrimas que caen por sus mejillas y también las manos con las que las limpian, me gustaría que al ver una sonrisa sonrían pensando que lo hago con ustedes.

Prefiero que aquellos que quiero y me quieren no me vean metida en una caja porque el mejor recuerdo que les puedo dejar es mi sonrisa. Prefiero que no me lleven flores ni serenata, es más desde hoy las recibo todas, tampoco que piensen que para poder hablar conmigo tengan que ir a llorarme al cementerio cuando espero que cuenten con que mi alma los acompañará siempre.

Cuando muera quiero que eleven sus brazos al cielo cada que me recuerden y me extrañen, sé que sentiré esos abrazos tan fuerte como los recibo hoy de quienes lo hacen.

No lamenten mi ausencia, lo mejor que pueden hacer es a partir de hoy valorar cada momento que podamos compartir, así como lo hago yo. Hablar de la muerte me deprime, pero quizá la muerte más deprimente para mi será la mía, porque es en la única que no podré estar presente para consolarlos y regalarles mi mejor sonrisa.

La muerte, hasta la misma palabra al aparecer en mi cabeza me eriza la piel. Que curioso que todos vivamos día a día sabiendo que algún día la muerte nos cogerá por sorpresa.

La verdad tengo miedo que al morir deje de sentir, pero más miedo me da dejar aquí a todos aquellos por los que cada día quise y aprendí a vivir.

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